JARDINES COMESTIBLES
Tener la huerta propia: el deseo es contar al menos con algún vegetal cosechado en casa, aunque sea en un balcón. Cada vez más gente habla con orgullo de sus albahacas, perejiles, pimientos u otras verduras caseras. El concepto de jardín comestible nació en el contexto del confinamiento por pandemia. Esta circunstancia puso en evidencia la necesidad de conectar con la tierra, materializándose en pequeños huertos de balcón y en jardines que influyen en el menú saludable de una familia, instalando la consigna del cultivo orgánico, libre de agroquímicos y la generación de compost domiciliario.
El método orgánico combina plantas diferentes para atenuar el ataque de plagas, común en los monocultivos. Lo recomendable es plantar verduras de hoja como: lechuga, acelga, espinaca y repollos, junto con aromáticas (orégano, tomillo, romero, lavanda). De esta manera, las plagas son repelidas por los aceites esenciales de las aromáticas. También los tomates, morrones y berenjenas se benefician al estar cerca de ciboulette, cebollas, ajos y puerros; lo cual minimiza los ataques de insectos y hongos.
Las flores juegan un papel especial, porque atraen polinizadores y son testigos de la aparición de plagas. Las flores más efectivas son: los copetes (Tagetes patula), caléndulas y taco de reina (Tropaeolum majus)
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